jueves, 11 de agosto de 2011

El tiempo no lo cura todo

 


Hay una frase muy difundida en la vida cotidiana que dice así: El tiempo todo lo cura”. Nada más lejos de la realidad. Si fuera así todas las personas llegaríamos viejecitas sanísimas, sin problemas, sin heridas…, y ya vemos que es justamente lo contrario.

Hay personas que llegan a ancianas muy sanas, pero todos y todas conocemos personas que llegan muy amargadas ¿Por qué? Porque las heridas y problemas emocionales pueden trabajarse o bien pueden ocultarse, taparse, reprimirse y olvidarse.

Y a veces, lo conseguimos, creemos que con estos mecanismos que temporalmente nos ayudan a no sufrir tanto, hemos borrado los problemas y curado las heridas.

No es verdad. El tiempo (es decir, la acción, el trabajo, las ocupaciones, las distracciones…) actúa como si fuera una capa de polvo que va cayendo sobre las aristas y los salientes de los muebles, y hace que se desdibuje lo que hay debajo, y poco a poco ya no lo vemos, y al no verlo nos parece que no existe.

Cuando llegamos a mayores y la acción cede, las ocupaciones disminuyen y no nos distraen tanto, las necesidades afectivas se recrudecen y la memoria del pasado vuelve con más insistencia y fuerza, volvemos a conectarnos con las tareas emocionales pendientes del pasado.

En estas personas es probable que se instale la soledad, la depresión, la amargura que en su día se ocultaron, o bien que se revivan experiencias no conscientes de inseguridad y miedo, sin saber bien de dónde o por qué aparecen.

Es probable que estas personas sufran por cosas aparentemente nimias y que exijan una atención y cuidado difíciles de ofrecer en ocasiones.

De verdad, el tiempo no lo cura todo. Lo que cura casi todo es el trabajo personal, con el dolor, el sufrimiento, con las heridas del pasado.

Un trabajo que tiene que realizarse a lo largo de la vida, en función del tipo o intensidad de la quemadura, la herida, el sufrimiento, etc.

Por ello, para una vida emocional sana, tenemos la responsabilidad de:

a)    No exponernos a la inercia, al mutismo, a la pereza, al abandono de la salud, al exceso de trabajo, a la tristeza…

b)     Poner remedios contra las heridas que ya tenemos, remedios que cada cual considere que le van a ayudar más.

Carmen y Juana María Maganto Matero
Del libro: Cómo potenciar las emociones positivas y afrontar las negativas

2 comentarios:

  1. gracias eskar por este trabajo, me parece una idea genial y te felicito

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  2. También yo agradezco tu trabajo Eskar. Trabajo que nos pone en marcha hacia ese trabajo personal que tanto nos ayuda.

    MUXUX-GEMMA

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