lunes, 29 de agosto de 2011

La clave para ser una auténtica líder

Liderazgo, el camino hacia la vitalidad

La clave  para ser una buena líder es saber generar tu propio entusiasmo. El liderazgo –ser una poderosa, generadora y positiva fuerza para tu propia vida y la de las demás- es una fuente de vitalidad.

En el trabajo, en el hogar, en los debates políticos o en una discusión con tu pareja o con tus hijos y/o hijas, quizá cuando te enteras de una mala noticia, evita caer en la tentación se quejarte, cotillear, sentir decepción, ira, criticar o desesperarte.

Asimismo, entiende que no estás en una actitud negativa. Por el contrario, centra tu atención en algún aspecto de una situación por el que puedas entusiasmarte. Puedes incluso sentir entusiasmo por la oportunidad de un futuro mejor.

Experimentarás que, a medida que generas entusiasmo y mejoras tu energía, la vialidad y los niveles de entusiasmo de todos los que te rodean también aumenta.
Anat Baniel. Movimiento consciente

Mente centrada o Conciencia clara

La Mente centrada es una fuerza de la naturaleza

 

En una perspectiva holística, la dinámica de los pensamientos y sentimientos son fuerzas que afectan al mundo, tal como lo hace la fuerza atómica, los procesos biológicos, la acción humana.

Invisibles como el viento, las potencias psíquicas estimulan eventos, de un modo análogo a los vientos que despejan las nubes, o se llevan las hojas de un árbol.

Interactuan con las dinámicas moleculares, celulares, afectando a los flujos del cuerpo y a los eventos concretos del entorno.

Esto hace que se produzcan sincronías entre los estados interiores y los eventos que nos ocurren en la vida, como cuando nos acordamos de alguien que no vemos hace tiempo y nos llama por teléfono, o se nos aparezca “por casualidad"  la información que andamos buscando, o que tengamos los encuentros que estamos necesitando.

La mente- emoción afecta también a los estado biológicos, a cosas tan concretas como nuestra posibilidad de restaurarnos, sanarnos, armonizarnos, recuperarnos de una operación, o de un estado angustioso.

Las culturas nativas guardaban un conocimiento y una praxis en relación a cómo la dinámica interior del ser humano afectaba a la sanación del cuerpo, a la germinación de las plantas, a la fertilidad de la naturaleza, al clima y a todos los eventos del mundo concreto. 

Esto para una cultura que fragmenta el mundo en estancos separados y no ve conexión entre los fenómenos psicológicos y el mundo concreto, puede parecer una locura, pero para la mirada integral que mira al mundo espiritual, mental y físico como una Unidad, la psiquis puede ser considerada como una fuerza de la naturaleza.

Una mente clara, despejada, potente, abierta, libre de pesos y turbiedades, con capacidad de enfocarse es una potencia tan vital como la energía atómica, por ello intuyo que en el futuro la mente centrada será uno de los recursos vitales a generar, y el cultivo mental será parte básica de la educación.

La Mente Centrada o la Conciencia Clara constituye una tremenda fuerza que depura el estado de ánimo, es un aporte a la salud, conduce las emociones, reconoce sus propias falacias y las trabaja, se vuelve sensible, intuitiva, telepática y es una bendición para el medio, un recurso extraordinario de transformación.

Este conocimiento es la idea básica de la alquimia: la transformación interior transmuta a los elementos.

Tan importante como la inversión en informática, recursos renovables, biotecnología, energías, es la inversión en educación de la mente, y conducción emocional para que el ser humano que es quien opera sobre el mundo y lo dirige sea en sí mismo una potencia activa en el medio.

jueves, 25 de agosto de 2011

Mi mascara

 


Cada vez que me pongo una máscara para tapar mi realidad,
fingiendo ser lo que no soy, lo hago para atraer a la gente.

Luego descubro que sólo atraigo a otros enmascarados,
alejando a los demás, debido a un estorbo: la máscara.

Uso la máscara para evitar que la gente vea mis debilidades;
luego descubro que al no ver mi humanidad,
los demás no me quieren por lo que soy,
sino por la máscara.

Uso una máscara para preservar mis amistades;
luego descubro que si pierdo un amigo por haber sido auténtico,
realmente no era amigo mío,
sino de la máscara.

Me pongo una máscara para evitar ofender a alguien y ser diplomático;
luego descubro que aquello que más ofende
a las personas con las que quiero intimidar,
es la máscara.

Me pongo una máscara,
convencido de que es lo mejor que puedo hacer para ser amado.
Luego descubro la triste paradoja:
lo que más deseo lograr con mis máscaras,
es precisamente lo que impido con ellas".

Gilbert Brenson

Aumenta tu poder

Aumenta tu poder reduciendo la fuerza 


La mayoría de nosotras hemos crecido con dichos del tipo: “para lucir hay que sufrir”, “quien algo quiere algo le cuesta”.

La idea de esforzarnos y usar más fuerza está grabada en cada una de un nuestras células. Además, el esfuerzo también nos ha reportado éxitos, y éstos refuerzan todo lo que nos han dicho al respecto…

Tendemos a aplicar una fuerza excesiva en el plano físico, emocional y mental.

Apretamos las mandíbulas, retenemos la respiración y ponemos caras divertidas al intentar sacar la tapa de un bote. Levantamos la voz y  hablamos más deprisa cuando intentamos dar instrucciones de cómo llegar a un lugar a una persona que apenas entiende nuestro idioma.

Nos volvemos más sensibles cuando discutimos con un ser querido, como si con ello pudiéramos atravesar esa etapa que nos está haciendo sufrir.


Fotografía de Carlos Alberto Bau

Cuando controlamos la fuerza y utilizamos sólo la necesaria, sintonizamos con lo que estamos haciendo en ese momento. Experimentamos todo lo que hacemos de un modo más sensual; sentimos más cuando tocamos. Oímos cosas que no hacíamos cuando nos esforzábamos tanto. Apreciamos  diferencias sutiles, y los colores resultan más vivos. Sentimos más nuestro cuerpo, un nuestros músculos y huesos.

Cuando reducimos la fuerza, nos situamos en el presente y despierta nuestra vitalidad



Anat Baniel. Movimiento consciente


Desarrolla las diferencias emocionales sutiles

Disfruta tu sutileza en tu vida emocional


Lo que sabemos de la sensación de vitalidad es que incluye la capacidad de sentir una amplia gama de emociones, incluidas muchos matices sutiles entre, por ejemplo, el amor y el odio, el placer y el dolor, la felicidad y la tristeza, etc. Los adultos que están limitados a expresar y experimentar los extremos emocionales puros y duros suelen sentirse frustrados, agotados o simplemente estancados. Sienten de todo menos vitalidad.

Además, a menudo se encuentran atrapados en el círculo vicioso que resulta de aplicar una fuerza excesiva: aumentan los conflictos, dejan relaciones porque no saben encontrar una salida o luchan cuando en realidad les gusta ser amables. Somos como elefantes en una tienda de porcelana china.

Hasta que no sepamos controlar nuestra fuerza y nos permitimos desarrollar una gama de emociones más extensa, plena y sutil, es muy probable que notemos que nos falta algo en la vida, y será cierto.

Cuanto más podamos apreciar las diferencias emocionales sutiles en nosotras y el los demás, mejor podremos actuar en el presente; además, lo haremos con creatividad y sutileza


A fin de cuentas, la vitalidad se define, en gran medida, como el grado en el que somos capaces de vivir el presente y sentir la riqueza de nuestras emociones. Luego podemos desenvolvernos en la vida con energía y eficacia.

La vitalidad está íntimamente relacionada con nuestra vida emocional. Igual que sucede con el movimiento, podemos recordarnos a lo largo del día que debemos encontrar intencionadamente oportunidades para reducir nuestra carga emocional excesiva, y que, con ello, podremos observar  y sentir más nuestras emociones.

En este proceso, el cerebro distinguirá mejor y verá posibilidades, aprovechará cualquier ocasión para controlar mejor nuestra fuerza y para que seamos más creativas emocionalmente.




Anat Baniel. Movimiento consciente

sábado, 20 de agosto de 2011

Trabajando el Hilo de Ariadna

¿Qué verdad debo afrontar?
 Sé que mi vida tuvo su principio y tendrá su  final


Que las cosas nunca han sido, ni serán como a mí me gustaría, pero por eso no dejan de ser maravillosas y perfectas en sí mismas.
Que todo cambia, y nada, ni nadie permanecerá conmigo, más que yo misma.
Que me esperan nuevos y desafiantes retos de los que no soy consciente, pero los afrontaré con mi mejor actitud.
Que mi cuerpo envejece, que mis capacidades físicas irán disminuyendo y mis capacidades intuitivas (sabias y salvajes) aumentaran.
Que tengo unos miedos que debo enfrentar, y afrontar.
Que perder es parte de la vida y ésta quita unas cosas (personas) y da otras.
Que tengo apegos y me costará desapegarme de ellos cuando me llegue el momento.
Que he hecho un largo camino y no soy la que era, ni tampoco seré la que soy, pero sí seré capaz de reconocerme en todas ellas.
Que la vida no es justa, solo es vida y como vida que es: la vivo, la disfruto, la gozo, no pierdo ni mi tiempo ni mi energía pidiendo justicia porque ella no sabe qué es eso, como me paso a mí.
Que los consejos no sirven, solo sirve lo que experimentas con todos tus sentidos y con toda tu consciencia.
Que he cometido muchos errores y que seguiré cometiendo muchos más, pero éste es el precio que pagamos para alcanzar la plenitud (la totalidad) y es a lo que he venido hacer a este mundo.
Que tendré que afrontar muchas más verdades y algunas no me agradaran, o no estaré preparada, pero por eso no dejarán de ser verdades.

Mª Asun Contreras
Taller: Trabajando el Hilo de Ariadna. Ugao 2011




El camino de las diosas


Trabajo la carta del vacío
Cartas de Osho


 AL SACO:

Me quedo con las personas que he conocido y 
me hacen sentirme bien.

Me quedo con Eskar.
Me quedo con todas las risas con mi abuela.
Me quedo con todas las risas con Karmentxu, 
con su cariño, con sus consejos y 
con su hijo  reflejo de sus enseñanzas.


Me quedo con mi despertar.

Me quedo con el poder que tengo ahora de ver luz en mí y en los demás.
Me quedo con los libros que tan bien aconsejada estoy leyendo, aunque me cueste.
Me quedo con la fuerza de voluntad que ahora tengo, pero aún con dolor en los ojos y las manos, sigo leyendo y escribiendo.

Me quedo con las clases.

Me quedo con la biodanza.
Me quedo conmigo, con mi cuerpo, mi cara, 
mi sensualidad.

Me quedo con, por fin, sentir que me gusta ser mujer y ver que no todas las ventajas las tiene el hombre.
Me quedo con saber perdonar y con las ganas de seguir perdonando.

 
TODO A MI SACO

 Lo demás fuera.
 Raquel Miragaya
De su trabajo, el camino de las Diosas. Galdakao 2011

El camino de las diosas


QUIEN SOY YO

Raquel Miragaya
-       No consigo hacer este ejercicio.
-       Paro
-       Lo vuelvo a intentar.

Soy insegura, impaciente, inmadura, intranquila, miedosa.
Soy intensa y pasional.
Soy una montaña rusa, que sube que baja y que no sabe cómo parar.

Soy envidiosa, envidio algo en cada persona, dicen que es envidia sana, yo no creo que ningún sentimiento de envidia sea sano.

Me gustaría ser rubia y morena, tener ojos claros y negros, ser blanca, mestiza, negra, alta, baja, gorda, delgada, normal, con mucho pecho y muy poco.   
Alegre, seria, creativa, lógica, cariñosa y distante, solo coincido en una preciosa y gran sonrisa.
Veo en la mirada de las personas, no juzgo su aspecto, no juzgo sus actos, solo su mirada.

    Sé escuchar a todas las personas y siento su dolor, su alegría, si puedo les ayudo.  
  Yo digo que he adquirido un don, las personas incluso desconocidas vienen a mi a contarme sus más oscuros pensamientos.  

 Creo que ha sido algo que me ha ofrecido la vida gracias a mi trabajo. 
Siempre he estado en contacto con nuevas personas y me ha hecho conocerlas.   
Pero como no juzgo, enseguida me engañan y me hacen daño. 
Distingo las miradas malas y veo la bondad pero no sentimientos intermedios.

 Me involucro demasiado con los demás. 
Mis hormonas juegan conmigo, a veces no me reconozco. 
Me sale la maldad y la venganza de dentro, suele ser un par de horas, no me gusta nada.   

Luego llega el arrepentimiento y la depresión, me detesto, no se soluciona con pedir perdón, así que me aíslo.  
Lo peor es cuando pierdo ese equilibrio con mi hija, soy mala y dañina, me da miedo crearle un problema.

Soy conciliadora, soñadora, la verdad es que me da igual que calificativos ponerme.  
 Las personas deben ser juzgadas por sus actos y no por etiquetas.
Hablo de mi, así que, soy lo que cuento.  

 No me gusta mi parte mala, pero a quien si, intento mejorarla y
es todo lo que puedo hacer.
No soy un hada, me falta mucho para serlo. 
Estoy llena de resentimientos, soy posesiva y el miedo me descontrola, lo sé, solo sé escribir lo negativo, juro que intento poner cosas buenas, pero, es que,  no me gusto.   

Todavía estoy en esa fase, en la que tengo que empezar a quererme y a valorarme.  Yo creo que dentro de 1 año, intentaré volver a escribir mi descripción y será algo mejor.

Raquel Miragaya
Del trabajo: el camino de las diosas. Galdakao 2011
Dibujo realizado por Raquel Miragaya