Y menos que ninguna otra cosa la personalidad humana.
Es ella extraordinariamente conservadora,
Por no decir que inerte.
Sólo la dura necesidad es capaz de azuzarla.
Por eso, el desarrollo de la personalidad
no obedece ni a deseos,
ni a órdenes, ni a intuiciones,
sino únicamente a la necesidad;
a la coacción motivadora de destinos internos y externos
Carl Gustav Jung